Para la fabricación de dichos cachivaches tienen que morir cada año miles de personas, niños y niñas incluidas. Estas esclavas posmodernas extraen el coltán de las minas africanas, para que en el primer mundo podamos seguir cambiando de móvil cada año.
Además, en nombre del sacrosanto progreso, se hace necesario que expoliemos, un poquito más, el medioambiente, y a cambio le devolvamos residuos tecnológicos tóxicos.
En una especie de círculo vicioso, estos residuos acaban en manos de quienes empezaron el proceso: de nuevo, son personas de países empobrecidos por Occidente las que destripan nuestra cacharrería tecnológica para reciclar los componentes.
Consumimos tecnología sin preocuparnos de dónde sale, si la necesitamos o no, o cuál es su objetivo. Nos espiamos mutuamente, nos espían empresas y estados, y alimentamos una dependencia tecnológica que no sabemos dónde nos llevará. Somos consumidas por los Giga-Reyes tecnológicos, y olvidamos que…
¡¡¡Sin privacidad, no hay libertad!!!
Títulos alternativos: Los reyes son los padres digitales, Los padres de Internet son los reyes, Regalos digitales mortales, Los reyes te desean feliz falsedad, Los reyes del bit, Los Mega-Reyes, Vasallos de los giga-Reyes, Consumiendo para los Giga-Reyes, Consumiendo para Giga-Reyes.
En el programa de este mes: